domingo, 16 de enero de 2022

Intrépida

Intrépida

Canción


Ella era una chavala un tanto intrépida

afecta a los placeres suburbanos:

un poco de jaleo por los bares

y mucho pedaleo por las calles.

Ella era como un credo sin fronteras;

es decir sin tanta religiosidad.

Distinguía por lo que llevaba puesto

y por dentro era lo opuesto a lo que solía mostrar.

Ella era más que el aire del burdo respirador

que ayudaba a mis pulmones a poder ver otro sol.

Era simple, era compleja o ambas cosas a la vez:

un enigma que aún ahora no lo pude resolver.


Le gustaban las canciones de Sabina y el jerez,

los placeres de la cama y ese porro del después.


Se marchó y no supe nunca

ni con quién ni adónde fue

una noche de resacas

de las tantas que pasé.

Por lo tanto tengo dudas

si es que huyó o yo la eché:

nunca suelo acomodarme

de las copas y el rapé.


Ella era si se quiere un poco rápida:

alzaba billeteras a dos manos.

Sabía como hacer los malabares

para birlar cadenas y collares.

Si la ves o mejor dicho si la vieras

por favor avísame a la brevedad.

Es moruna, ojos de valle, el cuerpo presto

a cuánta marea brava se pudiera desatar.

Siempre observa sin pudores y con aire inquisidor

a quién crea sea la presa de su viaje hacia un colchón.

Tiene fuego entre sus labios y entre sus piernas el pez

que el anzuelo del instinto siempre está presto a morder.


Le gustaban las canciones de Sabina y el jerez,

los placeres de la cama y ese porro del después.



Letra: Juan Carlos Martínez

R. de Escalada, 16/01/22  15.45

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