Cala Aiguablava
Rumba
Piel de cobre con gusto salobre,
morena hembra buena te voy a pedir
que me ancles bien hondo en tus ojos
porque yo en tus ojos me quedo a vivir.
Sabrosita como agua de coco
te bebo en mi loco delirio de amor,
mientras sueño que sobre tu playa
mis olas de antojo se quieren dormir.
Fue en la playa de Cala Aiguablava,
duquesa del agua turquesa del mar,
cuando vi que tu cuerpo emergía
lanzando rocío de aquí para allá,
sacudiendo tus rulos al viento,
quitando el aliento a mi malestar.
Cala, Cala, que en Cala Aiguablava
te vi aquella vez.
Cala, Cala, que en Cala Aiguablava
yo me enamoré.
Noche bruna a la luz de la luna,
dos cuerpos desnudos con hambre en la piel,
se encendían en un fuego lento
dejando cenizas al amanecer.
Tojosita, paloma silvestre,
de pronto tus alas quisieron volar
y mis ojos quedaron sin techo
mirando a ese cielo que no ha de volver.
Fue en la playa de Cala Aiguablava,
duquesa del agua turquesa del mar,
cuando vi que tu cuerpo emergía
lanzando rocío de aquí para allá,
sacudiendo tus rulos al viento,
quitando el aliento a mi malestar.
Cala, Cala, que en Cala Aiguablava
te perdí después.
Cala, Cala, que en Cala Aiguablava
te volveré a ver.
Letra: Juan Carlos Martínez
R. de Escalada, 08/01/22 15.16
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