Viejo roble pueblerino
Zamba
Se va ausentando su huella
bajo la arena del tiempo.
Los ojos se le entristecen,
el paso se le enlentece
y aunque el cuerpo pide alas
su corazón no obedece.
Se niega a ser otra estrella
que brille desde el silencio.
La tierra se le parece,
el río lo reverdece
pero al peso de sus ramas
su juventud languidece.
Añoso como ninguno,
viejo roble pueblerino,
se va gastando entre el vino
y su mezquino destino;
todos lo llaman Don Bruno,
viejo roble pueblerino.
La muerte no lo desvela
aunque la vive por dentro.
Recuerdos que recrudecen,
amores que lo empobrecen
son quizás las noches malas
donde el ayer se enmohece.
Se abraza de su botella
y duerme su rancio vicio.
La noche se le amanece,
la tarde se le ennegrece,
mientras tanto entre sus ramas
un viejo amor desfallece.
Letra: Juan Carlos Martínez
R. de Escalada, 17/12/21 16.46
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