miércoles, 29 de diciembre de 2021

A las diez de la mañana

A las diez de la mañana

Tango


Amanece y el amor está en veremos

y entretanto conversamos

y de tanto hablar no amamos.

Amanece y la alcoba es pura ausencia

sin abrazos, sin sus labios

y aparecen los agravios.

Es la hora decisiva en la esfera del amor

mientras pasan los minutos

que nos restan a los dos.

Amanece y el amor está en ayunas

y a las diez de la mañana

simplemente ya es adiós.


Su paso, presuroso y atrevido,

se va, ya tiene todo decidido.

Aquí, sin solución,

murió de inanición

aquello que creí

sería amor.


La garúa de perder moja a mis ojos

y por cierto que a los suyos

no les cabe ni el rocío.

Es tan fría su sonrisa y su mirada

sólo es hielo porque el fuego

ya no es parte de su juego.

Es la muerte repentina que te deja sin reacción

entretanto los insultos

se silencian en mi voz.

A las diez de la mañana ella se esfuma

como barco entre la bruma

decidida ya a zarpar.



Letra: Juan Carlos Martínez

Buenos Aires, 05/04/11 00.26

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