Con el cuerpo vacío y sin sed
Zamba
Se prenuncia en sus ojos de tiempo
tenue lluvia dispuesta a dejar
que aquel sol que brillaba se opaque
por motivos que ella no dirá;
en silencio, sonriendo y mintiendo,
tras su pena se habrá de ocultar.
Le confiesa sus cosas al viento
porque sabe que el viento se irá
con la llave secreta del cofre
que jamás nunca nadie a de hallar;
su destino, burlón y mezquino,
quizás nunca se quiera mostrar.
Sé que llora aguardando la aurora
de otro día distinto de aquel
cuando vio que se iba quedando
con el cuerpo vacío y sin sed;
poco a poco se fue desangrando
de un amor que jamás pudo ser.
Por las noches se escucha un lamento
como un eco que suele viajar
sobre un sueño imposible que aplaque
esa historia que sabe guardar;
en penumbras, desnuda y fingiendo,
tendrá amores que nunca tendrá.
Prisionera se encuentra en un cuento
que ella quiere que fuera verdad
y suspira ante el diablo de azufre
cuando el diablo la incita a pecar;
poco a poco, su audaz inquilino,
va encendiendo un amor espectral.
Letra: Juan Carlos Martínez
R. de Escalada, 12/12/21 18.00
No hay comentarios.:
Publicar un comentario