Caricias de almohada
Tango
Se paró prostibularia ante el macho enajenado,
se paró poniendo un precio a su rato de función;
tira, afloje, coqueteo y al final camino al telo
pa´ entregar sólo su cuerpo sobre el gélido colchón.
Entre tanto ni ella sabe por su mente lo que pasa.
Ni ella sabe lo que siente y si siente... no es amor.
Ya su cuerpo no es de ella, lo entregó por unas horas.
Ahora ella vuela sola... lejos de esa habitación.
Cada día la rutina
de la venta libertina.
Un andar de noche herida
y la herida que lastima.
Madrugadas despobladas
de caricias de la almohada,
consejera de los sueños
cuando fue que empezó a amar.
De caricias de la almohada pasó a golpes en la cama.
Un amor desencajado que la hizo hacer yirar.
Una falta de coraje para alzarse de ese viaje
y una vida que venía y debía alimentar.
Se paró prostibularia a una vida no querida.
Hizo frente a su agonía y de tripas corazón.
Cada noche una tortura ante tanta mishiadura.
Cada noche la tristeza de morir sobre un colchón.
Letra: Juan Carlos Martínez
Buenos Aires, 10/05/08 07.34
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