Pavoneando
Tango
Le apuñaló el corazón con la mirada
y la observó sangrar en llamaradas.
Se le acercó bajito y simplemente
tendió su mano con un gesto un tanto ausente.
La música envolvía su figura
vibrante como una fruta madura
y él la atrincheró en su abrazo,
se aferró a su breve mano
y en un tango la mató.
Pero ella no se dejó morir,
abrió sus alas como si quisiera huir
y luego pavoneando ante sus ojos
lo envolvió tan sutilmente
que el varón se le entregó.
Se imaginó que ella caería en su celada
pero no vio la miel que lo aguardaba.
Después urdió solicito y paciente
la telaraña que gestó su propia suerte.
Su luz se ensombrecía en la penumbra
delante de otra luz que lo deslumbra
y así mandó su as al mazo,
se entregó a su breve mano
y en un tango se domó.
Porque ella no se dejó morir,
abrió sus alas como si quisiera huir
y luego pavoneando ante sus ojos
lo envolvió tan sutilmente
y el varón se doblegó.
Letra: Juan Carlos Martínez
R. de Escalada, 14/12/21 17.33
No hay comentarios.:
Publicar un comentario