Fantasmas cotidianos
Tango
Veo una sombra que se oculta de mí sombra.
Voy con sigilo acariciando el frío filo.
En la penumbra todo es gris como en la bruma.
El miedo alerta ronda por la calle muerta.
Todo es silencio menos mí propio silencio.
Sé que estoy vivo porque escucho que respiro.
La piel palpita el corazón se desgañita.
El alma duele y yo hago que ella vuele.
Cargo fantasmas cotidianos
en un cóctel con alcohol.
Trastabillando voy sin rumbo
desnudando lo que soy.
Lo que soy ni yo mismo lo se;
sólo sé que yo vivo al revés.
Cargo en la noche mi equipaje de fantoche.
En mi maleta un personaje con careta.
Yo se mentir, yo se fingir, sembrar la duda.
Me acostumbré a disimular que estoy quemado.
El cuerpo pide otra ración más de ilusiones.
Se abre otro cielo, otro color y el mismo hielo.
Me siento duro y en el humo me depuro.
La vida duele pero dejo que ella vuele.
Letra: Juan Carlos Martínez
R. de Escalada, 14/12/21 15.05
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