Del viejo río
Zamba
La flor de aquella vez está guardada
entre mil hojas desteñidas y un poema;
quizás desentendida, esperanzada,
espera primaveras demoradas.
Perdura su perfume en mis anhelos
porque me lleva a un tiempo lejos del olvido;
mis lágrimas, vertidas en rocío,
reemplazan al frescor del viejo río.
Del viejo río me queda esa orilla
donde sus pies y los míos danzaban;
me queda la brisa de estío
morando su cuerpo y el mío,
me quedan gorjeos y trinos
copando la copa de un tilo.
La tarde con su azul tornando en luna
pintó de plata mi cabeza y su nostalgia;
ayer se me hace ausencias dilatadas
tal cual si fueran aves desaladas.
Me miro en el cristal del cauce, joven,
con el amor arremangado en la corriente,
en tanto ya mis aguas, tristemente,
se alejan lentamente, lentamente.
Letra: Juan Carlos Martínez
Buenos Aires, 10/06/10 13.11
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