jueves, 25 de noviembre de 2021

Cien ejemplares

Cien ejemplares

Canción


Si de nada vale para qué intentarlo

mejor lo dejamos para otra ocasión

para que parimos discusiones vanas

si nunca arribamos a una solución.

Si no hay mar en calma no hay sitio seguro

ni puerto a la vista donde recalar.

Todo es un conjuro de vientos furiosos

que se llevan puestos hasta el bien y el mal.

Cada noche apenas amanece el día

la puta rutina nos duele a rabiar

y hay en la cocina un fervor a nada

ya que nada hierve por desayunar.

Tu sombra y la mía son luz apagada

que sobre la alfombra ya no juegan más

y en el escenario de la cama fría

siquiera Walt Disney duerme muerto en paz.

Pájaros con alas que no vuelan nada

ni siquiera saben de la libertad

y pierden la calma por cualquier pavada

que les dé un motivo para remontar.

Bajo la cabeza subes la osadía

subo yo la mía y llega el puñal

con el cuál pretendes atajar las balas

que por defenderme suelo disparar.

Sólo el alboroto da por todo roto

cuando asoma el niño por despabilar

es que a tanto grito no hay sueño que dure

y hace ya bastante no soñamos más.

Ya llegó la hora aunque con demora

a llevarse nada pues no hay que llevar

todo se ha esfumado sin arte ni magia

porque de los magos es mejor ni hablar.

Del espejo roto cuelan dos retazos

sin sietes ni años que no hay qué esperar

viven como Dorian dóciles por fuera

sin poner el rostro de la realidad.

Hay que ver la hambruna de aquella ternura

que quedó en la luna del polvo lunar

no dejó pociones ni dejó brebajes

que ni Celestina pudo preparar.

A menos que sepas cómo acaba esto

déjame que piense que ni bien ni mal

pues según el ojo del postor innato

lo que es amarillo reditúa más.

Y así fue que fuimos en la gacetilla

de un pueblito ignoto de muy por allá

la triste tirada de cien ejemplares

dos no se han vendido pero que más da.



Letra: Juan Carlos Martínez

R. de Escalada, 23/01/19 09.08

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