Mi maja
Canción
Me apretó la boca contra el brote tierno
que se hacía cargo de su pubertad
y tembló de ganas y temblé de miedo
por el sólo hecho de que iba a pecar.
Con sus quince años y sus labios dulces
pudo ser más hábil que mi larga edad
y caí rendido sin pensar en nada
como perro en celo con sólo olfatear.
Se acostó desnuda como aquella maja
y hasta sin pinceles se dejó pintar
con el trazo endeble de los dedos tenues
que mi mano inquieta pudo percatar.
Sentí sus temblores sobre mis temores
pero fui a la hoguera que me iba a quemar
con el mismo fuego de aquellas cenizas
que esperaban aire para rescaldar.
Y sentí la gloria tal cual mi memoria
cuando piensa en ella suele recordar
y ya sin apremios me bebí la copa
que quizás el diablo me tentó a probar.
Me llevó a los cielos de ese mismo cielo
que me acusa ahora de inmoralidad
pero ya que importa si mi paraíso
lo encontré en los brazos de su corta edad.
Digo a los que dicen que el amor es ciego
que si bien es ciego sabe a quién mirar
y yo no fui ciego ni siquiera necio
y dejé que todo pudiera pasar.
Pues no me arrepiento aunque soplan vientos
que traen rumores del qué pasará
puesto que lo hecho fue justo a derecho
aunque exista el riesgo de lo que dirán.
Poco a mí me importa como a ella tampoco
que se digan cosas aunque sean verdad.
Consumado el acto yo no me retracto
y hasta tengo en vistas el volverlo a actuar.
Letra: Juan Carlos Martínez
R. de Escalada, 14/02/19 11.00
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